Amig@, ¡cuídate!
Ahora que una niña pequeña, por supuesto especial, ha despertado a mucha gente (no vamos a atrevernos a decir cifras) sobre que el fin del mundo por la gracia del hombre va a llegar sí o sí y va a ser más temprano que tarde, me quedo reflexionando.
Y me acuerdo de esa expresión todavía muy usada cuando uno se despide de un congénere al que se tiene algún cariño: Amig@, ¡cuídate! Evidentemente, como toda expresión coloquial, muchas veces lo usamos sin la consciencia de su real significado. En verdad, deseamos que esa persona se cuide, tenga salud, con la intención de poder disfrutar de ella durante el máximo tiempo posible, pero mayoritariamente no pensamos mucho en su trascendencia.
En algunas ocasiones he relatado esa otra expresión de “Salud” que se hace en celebraciones varias, generalmente en los brindis, para poner en relieve la importancia de esta cuestión en nuestras vidas. Pero tengo que reconocer que “¡cuídate!” tiene si cabe una dimensión más profunda, ya que ya no es sólo un deseo de vida saludable sino que atiende a la acción concreta de cuidarse, razón y vía fundamental para llegar a la salud.
Aunque si atendemos a nuestro primer párrafo, apocalíptico, daría igual todo lo demás, todas estas expresiones. ¿O no?
Desde aquí, siempre tomamos la premisa de vivir el presente como algo esencial para la salud así que abogamos por seguir cuidándonos independientemente si el fin está más cerca o más lejos; el nuestro propio o el de la vida en este planeta, siendo el segundo obviamente determinante. El enfoque en el presente y no mucho más allá del futuro más cercano y la visión positiva de todo lo que nos incluye, afectan a nuestro sistema nervioso y hormonal en beneficio de nuestra salud.
Y es mucho más que esto, el cuidado de uno mismo no puede sino ir de la mano del cuidado de nuestro entorno ya que no podemos vivir aislados del lugar donde vivimos. Es por tanto, la misma cuestión consciente, atendiendo a esta palabra y diferenciándola de la de educación o conocimiento: Cierto es que podemos encontrar gente que cuida el entorno y no su salud y viceversa, dejando patente la diferencia que tanto insistimos entre conocimiento y consciencia. Aunque ambas necesarias, la primera queda sin sentido sin la segunda. Y más, en el mundo actual.
En este hilo de charla no puedo sino acordarme de lo que me horroriza ver cómo las generaciones futuras, demasiados de sus integrantes, tan preparados y preparadas (conocimiento) siguen siendo tan sumamente inconscientes, automatizando sus procesos lógicos y repitiendo estructuras mentales y por tanto errores, en su visión del mundo; cayendo otra vez en círculos viciosos como el de la lógica del logro individual y específico sin comprensión del entorno, el de la estadística por encima de la emoción o el de la clasificación y protocolo por delante de la naturaleza y la realidad. Por citar algunos.
Pero a pesar de todo yo sigo en el presente y lo deseo de corazón, de mente, alma y espíritu: Amig@, ¡cuídate! Y si no sabes cómo… pues llámame.
¿Quieres bailar conmigo?