El origen de las especies y de los problemas
Estamos en febrero de 2021 y esto es un desastre a todos los niveles: social, económico y de salud. Creo que todos nosotros, hombres y mujeres, sin importar los estudios o la clase de vida que hemos llevado, consensuamos esto mismo, aunque sea por distintos motivos y seguro que muy distintos argumentos. Así pues hoy, con todas las personas por la calle con mascarilla y casi todos los negocios cerrados o limitados, al menos aquí, es un desastre.
Yo, con mi experiencia en clínica, extensa ya y mi formación académica científica tengo argumentos y posturas muy claras sobre este desastre pero difieren de la de muchos colegas por distintas razones.
Yo aportaría la visión de la perspectiva evolutiva con la enormidad de cambios no asimilables en tan poco tiempo por el planeta, así como por nuestro organismo; yo defendería la visión de lo natural como base para un crecimiento sostenible y yo enfocaría los esfuerzos hacia los pilares de la salud, tan denostados, como la alimentación (p.e. a favor de alimentos con verdaderos nutrientes), el movimiento (p.e. contra el sedentarismo), el agua (p.e. contra contaminación), la higiene (p.e. dándole peso a la microbiota) y la visión holística del ser humano con la gestión correcta de sus emociones y su mente, que debe ser formada, instruida desde esta perspectiva y dominada por y a favor siempre del ser tan extraordinario que hay detrás de cada uno.
Creo fehacientemente que ese es el camino. Lo creía hace muchos años mientras iba construyendo mi persona y elaborando el proyecto de natursaludcadiz y ahora me parece que, al igual que el fin y saturación del planeta es insalvable, con todas estas pautas descritas, sólo podríamos retrasar lo irremediable aunque al menos lo haríamos con dignidad. Vivir este fin, más o menos lejano, con esa consciencia clara, habiendo aprendido la verdadera lección se me antoja importante, quizá sólo porque viene emparejada inexorablemente con la felicidad de cada uno, la que conlleva eso que suelen llamar el despertar.
En el apartado de salud los médicos, los enfermeros, incluso fisioterapeutas y nutricionistas (inclúyase ambos géneros) y los que como yo son doctores en microbiología, distintos todos en esencia, en general son tendentes a caer en el estudio y exaltación de la parte a costa del todo. La visión holística no es más que eso: me importa la parte pero solo desde el todo. Y la parte ahora es el bicho y el todo… tanto que hemos dejado sin atender.
Para clarificar todo este hilo argumental, pongamos algunos ejemplos. Aunque hay que decir o avisar primero, desgraciadamente, que si critico algo no me posiciona en contra del objeto de mi crítica (¡qué gran falacia!). Pondré un ejemplo claro y actual sobre esto: si considero racista un texto que me llega por una aplicación del móvil no estoy en contra de esta aplicación de envío de mensajes ni mucho menos en contra de la tecnología y el avance que supone.
Así bien, vamos con los ejemplos claros: el abuso y mal uso de antibióticos ha llevado a crear muchas cepas resistentes y muchos problemas clínicos, por tanto, creer que podemos matar al bicho este actual es un grave error. Sabemos microbiológicamente que lo determinante para el desarrollo de estos es el medio en el que lo hacen, es decir, nuestro cuerpo, así que debemos darle prioridad a éste y cuidarlo al detalle desde la simbiosis con otros microorganismos hasta la ingesta de nutrientes (valgan los ejemplos dentro del ejemplo) y esto implica incidir en la producción natural de alimentos y la limitación de determinados fármacos, entre otras muchas cosas. Los corticoides también han sido objeto de abuso, disminuyendo nuestras defensas y este sistema inmune también ha sido denostado desde otros muchos puntos, como la contaminación ambiental o factores sociales como el archiconocido stress o ahora la prohibición (mascarilla mediante) del aporte positivo que en el intercambio con otros u otras se produce.
Hoy sabemos que sí se puede, en favor del bien común, tomar decisiones y obligar a la población y las empresas a hacer determinadas cosas. ¡Pues hagámoslo! Pero para mejorar el futuro, no para sentenciarnos aún más. ¡Hagámoslo con sentido!
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